(De «rompe, pierde, pincha, paga«)
1. Lugar o situación en la que debe abonarse por cualquier daño o desperfecto que ocurriera en un objeto mientras estamos ejecutándolo o mientras esté bajo nuestra responsabilidad.
En los juegos de pelota infantil existe la regla de «rompe, pierde, pincha, paga», cuya correcta lectura debe ser condicional: «si se rompe, se pierde, se pincha, entonces se paga». Esta regla la aplica el dueño de la pelota cuando decide prestarla, y se enuncia en el acto de préstamo. En una enunciación general, la regla se puede reducir a «rompe, paga».
Esta regla básica de prestamista se aplica a un sinfín de situaciones cotidianas. Si alquilamos vajilla para una fiesta, el ropipago suele ser parte de la condición de alquiler. Nótese que de acuerdo al tipo de objeto, el antecedente del condicional variará. En el caso de la vajilla, no se utilizará la condición antecedente «si se pincha», la cual sólo se puede aplicar a los objetos inflables.
Las casitas y los salones de fiestas; y los comercios en general funcionan como ropipagos. Cualquier cosa que se nos caiga de una estantería o cualquier producto que se deteriore por causa de nuestra acción, deberemos abonarla.
Conviene destacar que los ropipagos funcionan de dos maneras diferentes:
– Algunos ropipagos nos fuerzan a pagar cuando «algo sale mal», seamos o no nosotros los que hayan cometido el desperfecto. Es el caso de los salones y casitas de fiestas, por ejemplo. Si desaparece la vajilla, aun cuando no hayamos sido nosotros, sino uno de los invitados quien la robó, nosotros deberemos responder por esa vajilla.
– Otros ropipagos, en cambio, sólo nos hacen responsables de los desperfectos que nosotros mismos hemos cometido, como en el caso de los comercios. Si justo alguien nos roba lo que tenemos dentro del chango de compras, no pueden (no deberían) aplicarnos la regla del ropipago.
Tal como hemos definido a este término, resulta casi redundante. Inventar la palabra «ropipago» para referirse a «rompe, paga» es poca ganancia. El término tiene mayor utilidad si le damos una acepción menos tautológica:
2. Situación o lugar en el que se nos cobra por conceptos arbitrarios o que están al límite de lo que consideraríamos digno de ser cobrado.
Si en un estacionamiento (donde el pago se fracciona cada hora) nos cobran por dos horas cuando en realidad estuvimos una hora y tres segundos, entonces podremos decir con justicia que el estacionamiento es un ropipago. Si en el restaurante nos cobran no sólo por la comida, sino por las degustaciones, los grisines, el pan y el uso del agua del baño, entonces el lugar es un ropipago. Si el que nos presta la pelota, una vez que se la devolvemos, decide que está muy sucia o que ha quedado levemente desinflada y que, por lo tanto, es exigible una pelota nueva, entonces estaremos en la situación del ropipago.
Para todo liminfractor debería existir un ropipago en su segunda acepción.