Exonario

Definiciones y términos que no figuran en el diccionario (exonario no figura en el diccionario)

Archive for the ‘O’ Category

Obventura

Posted by jorgemux en febrero 21, 2013

(Sustantivo. De ob = oposición, y ventura)

Situación con poco suspenso y ligeramente tediosa.

Si las aventuras son experiencias arriesgadas llenas de sucesos imprevistos, y en las desventuras ocurren desgracias inesperadas, en las obventuras hay una promesa de adrenalina y diversión que no se cumple. Para que haya una obventura debió haber previamente alguna expectativa en el suceso. Si caminamos por un bosque con la esperanza de encontrarnos con animales e insectos peligrosos, pero sólo hay árboles y más árboles; si vamos al carnaval para perdernos entre la multitud enmascarada, pero sólo recibimos un poco de espuma y apenas podemos ver  una murga desfilando entre el gentío; si vamos al casino con la esperanza de saltar la banca, pero después del segundo «no va más» empezamos a bostezar; en todos estos casos hemos tenido una obventura. La adrenalina prometida no llega y no llegará.
Muchas veces los sucesos pretendidamente divertidos son, en realidad, una dosificación del aburrimiento. Las vacaciones en la playa consisten en tirarse en la arena, asolearse, tomar mate con tortas fritas, bañarse un poco en el mar y volver a la casa. La fiesta de casamiento consisten en saludar a los novios, comer, volver a comer, bailar el vals, volver a comer, bailar cumbia, comer, ponerse bonetes, bailar brasilero, despedirse, irse. Las obventuras nos muestran nuestro propio tedio, pero lo hacen de a poco, con algún señuelo que nos promete alguna gratificación, y sin adrenalina.
Una obventura es una aventura fallida.

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Omniproteste / Todoprotestoso

Posted by jorgemux en febrero 15, 2013

(Adjetivo. De omnis = todo y  protestar)

Dícese de quien, al protestar por un hecho puntual, extiende sus quejas hasta un punto radical, extremo y omniabarcante.

El todoprotestoso no admite que haya medias tintas en sus protestas. Él no se queja por la falla en el sistema de agua que afectó a su edificio: su protesta alcanza los cimientos mismos de la civilización occidental. «Sí, dirán que fue un error del encargado. Dirán que se rompió la bomba de agua. Pero todo esto es producto de décadas de despojo y destrato político, y ojo, no estoy hablando solo de nuestros presidentes. Culpo a la comunidad internacional, a la revolución industrial y a los griegos antiguos por esta momentánea falla la distribución del agua».
Es muy común encontrar al omniproteste en política (y en ese caso, el omniproteste sufre de una megalómana ambiquestia). Si muere un manifestante de un balazo en manos de la policía, el todoprotestoso le echará la culpa a la totalidad del sistema partidario, al oficialismo, a la oposición, a los mandatarios anteriores, a la justicia y al poder legislativo. De ese modo, la culpa de la policía (y, concretamente, del policía que efectuó el disparo) se diluye en un maremágnum de lejanos y dudosos responsables. Si se descubre que en un gobierno provincial hay narcotráfico, el omniproteste dirá que el narcotráfico está enquistado en todo el país y en todo el mundo, y echará la culpa al gobierno nacional, al narcotráfico internacional y a la influencia de países terroristas.
El todoprotestoso arenga a sus conciudadanos, a quienes trata de ingenuos o burgueses, para que protesten por algo más que ese hecho puntual que desencadenó la reacción: «Usted no puede hacer un piquete al almacenero que le vendió una lata de atún vencida. Tiene que juntarse con otras personas, salir a la calle y quemar la municipalidad, porque ellos no hacen los controles». Curiosamente, es raro que se vea al todoprotestoso cumpliendo con los mandatos de esa arenga.  
Para el omniproteste, o se protesta por todo, o no se está haciendo una verdadera protesta. El problema es que en ese «todo» los responsables con nombre y apellido se diluyen sin remedio, y nos quedamos con una queja abstracta, hecha contra «el sistema», «los políticos» o «la historia». Protestar por la totalidad del sistema es a veces una buena manera de escaparle a los problemas puntuales que requieren de un trabajo muy fino, a conciencia y con esfuerzo.

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Opimplacia

Posted by jorgemux en enero 8, 2013

(Sustantivo. Del latín ops = poder, fuerza; in = partícula negativa y placeo = placer, gustar)
 
Fuerza que realizamos para que algo no nos guste.

¿Alguna vez descubrió que le empezaba a gustar una cosa que no era conveniente que le gustara? ¿Usted, que milita microdélicamente contra la música comercial romántica, comenzó a tararear con pasión una canción de Axel? ¿Se fue enamorando lentamente de la Coca Cola, aun cuando le aconseja a todos que no la tomen porque provoca diabetes y es «la bebida del imperio»? ¿Sabe que podría pasar todo el día jugando póker en internet? ¿Sospecha que se iría para siempre con su vecina, abandonando trabajo, esposa e hijos, si ella le confirmara que se siente atraída por usted? Si la respuesta a estos interrogantes es «sí», usted está sufriendo de opimplacia: siente que continuamente debe corregir sus deseos y sus pensamientos, porque de manera indefectible se escurren por caminos de dudoso pronóstico, como si una parte importante de su persona no quisiera atarse a la historia rutinaria que usted impuso a su vida.
Creemos que nuestra personalidad se define por lo que hemos decidido; nos parece que somos productos de un disciplinamiento moral del gusto: somos hombres adultos casados profesionales trabajadores de clase media; no deben gustarnos las adolescentes, los videojuegos, la desnudez, la vagancia, la cumbia villera ni las películas de humor veraniego en la playa. En cuanto aparece un gusto impropio de nuestro rango social y nuestra edad, tratamos de corregirlo o sublimarlo. Esa sublimación es la opimplacia.
Debe destacarse que, cuanto más tiempo ejecutamos la opimplacia, más difícil resulta contener el gusto reprimido. La opimplacia parece un intento fallido de bulamnesis.

Existen ciertos deseos que van más allá de la posición social que se ocupe o de una mirada ingenuamente moral acerca de los propios gustos: algunos deseos deben reprimirse para salvaguardar la propia estructura psíquica. Si una mujer descubre que quiere tener relaciones con su propio hijo, o si un empleado heterosexual descubre que desea tener sexo con el jefe que lo somete y al cual odia, la opimplacia se convierte en un imperativo urgente y demandante. En esos casos, la psiquis se vuelve un campo de batalla entre deseos indeseados e irrefrenables, y una débil racionalidad que trata de contenerlos con cada vez menos éxito.

La opimplacia es un tipo de estenofrenia y de metacupio

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Oligopatía

Posted by jorgemux en septiembre 26, 2012

(Sustantivo. Del griego oligo = poco y pathos = padecimiento. Sinónimo: oligonosia [del griego nósos = enfermedad])

Enfermedad o mal terrible que aqueja a alguien por un tiempo sumamente breve.

¿Ha sufrido una depresión profunda y severa por un microsegundo? ¿Sintió el dolor de un cuchillazo en el pecho durante el tiempo en que lleva pestañear? ¿Fue cuadripléjico o le pareció que lo habían descuartizado por un instante? ¿Tuvo esquizofrenia por cinco segundos? Si le ha ocurrido alguno de estos improbables sucesos, ha padecido la oligopatía, un fenómeno en el cual una persona siente síntomas devastadores y fulminantes de alguna grave dolencia, pero tales síntomas son tan breves que ni siquiera dejan huella en la memoria y mucho menos pueden articularse en palabras. Solo queda el resabio confuso de una sensación desagradable y triste, como de un mal sueño. Después de una oligopatía queda un inexplicable estremecimiento que suele provocar un largo suspiro y una ahogada desesperación momentánea. 

(La palabra ‘oligopatía’ aparece en una única entrada: aquí. Si algún lector conoce que ya tiene un uso en algún campo, le agradeceré que me lo comunique)

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>Omniriciar

Posted by jorgemux en abril 11, 2011

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(Verbo. Del latín omni = que abarca todo y reicio = desechar) 

Reemplazar o descartar drásticamente la totalidad de un sistema ante el defecto de una de sus partes.

Quien compra una nueva bicicleta cuando se rompe una cubierta; o abjura de la totalidad de su carrera académica porque no le gusta una determinada asignatura, o abandona a su amada porque le encuentra un defecto inesperado, está omniriciando.
En rigor el término debería aplicarse a aquellas acciones de desechar algo cuya parte defectuosa podría cambiarse. En este sentido riguroso quizás se aplique con más propiedad al ejemplo de la bicicleta, un poco menos a la carrera académica y tal vez menos aun a la amada con defectos. Es patente que una cubierta de bicicleta puede fácilmente reemplazarse por otra; no es tan fácil (o es a veces imposible en la práctica) modificar el contenido de una carrera o lograr que la amada mejore sus defectos. En este último caso, en parte, porque los defectos de carácter están sujetos a consideraciones puramente subjetivas; en parte porque no es bueno que una persona se sienta obligada a cambiar para que su amante la acepte, y en parte porque quien da demasiada importancia a un defecto sin duda ya no está enamorado.

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>Oplocio

Posted by jorgemux en diciembre 21, 2010

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(Sustantivo. Del latín ob = a causa de  y plaudo = aplaudir)

Objeto que cobra existencia a partir de una explosión. 

Cuando algo explota, se libera violentamente una gran cantidad de energía; el recipiente que la contiene estalla y sus fragmentos son expulsados a cierta distancia. Es normal que, después de una explosión, sólo queden esquirlas chamuscadas a metros o incluso kilómetros del epicentro. Sin embargo, de vez en cuando, y por motivos que no han podido establecerse, después de una explosión aparece un oplocio: se trata de un objeto creado a partir del estallido, que aparece de manera espontánea e inesperada en el epicentro de la explosión y que no tiene signos de haber sufrido las consecuencias de la violenta liberación de energía.
Los oplocios son raros fenómenos escasamente documentados. A veces, es una esfera de metal o de cristal. A veces es un cuerpo de compleja estructura molecular y con la forma de un artefacto creado por el hombre. Se presume que, según el tipo de detonación, se pueden crear oplocios diversos e incluso algún oplocio viviente. Quizás la detonación de una bomba del tipo MOAB genere un oplocio ovalado, opaco, inmenso, negro y helado. Tal vez una bomba de neutrones genere un oplocio de pequeñas cuentas de plástico amarillo. Quizás la detonación de una sandía con un petardo casero produzca un oplocio hecho de diamantes.
Conviene aclarar que en la mayoría de las detonaciones no aparecerá ningún oplocio.

El oplocio es la reducción al absurdo de la explosión: la acción de explotar implica que nada quede después del estallido. Parece un enorme contrasentido que, en algunos casos, aparezcan extraños objetos (que no estaban presentes antes de la explosión), de apariencia inmaculada, fríos e incólumes.

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>Oribasia

Posted by jorgemux en diciembre 7, 2010

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(Sustantivo. Del latín os = boca, basio = besar)

Sensación de haberle dado un beso en la boca a alguien.

El acto de saludar es a veces controvertido: en Argentina, los hombres se estrechan las manos y las mujeres se dan un beso en la mejilla. Si se trata de una presentación formal, es posible que tanto hombres como mujeres estrechen sus manos, y si es muy informal, quizás todos se saluden mediante un beso. Muchas veces es difícil determinar cuál es el saludo apropiado: un apretón de manos entre mujeres puede entenderse como un acto de frialdad y distancia; un beso entre hombres puede interpretarse como un irresponsable exceso de confianza. Después de haber saludado a un grupo de personas, puede uno quedarse con la duda: ¿Me habré comportado bien? ¿Ese era el saludo que se esperaba? ¿Hice bien en darle la mano a la decana, darle un beso a la secretaria, dar la mano al cadete, dar un beso al prosecretario que fue mi compañero de colegio y dar una palmadita en la espalda al empleado de limpieza? ¿No se habrá sentido alguien ofendido por esas diferencias en mi saludo?
Sin embargo, puede pasar algo peor: la oribasia. En este caso nos asalta un temor casi bochornoso: ¿no habremos saludado a alguien dándole un beso en la boca? Incluso, podemos sentir cierto húmedo calor en los labios, como si efectivamente otro labio (húmedo) hubiera hecho contacto con nuestra boca. No sólo puede inquietarnos esa duda: la otra, la peor, es la de no saber a quién se le dio el beso equivocado. ¿Le habré dado un besito sensual al cadete? ¿Me habré agarrado a chupones a la directora?
Nunca hay manera de corroborar si uno ha caído en la oribasia: eso confirmaría (quizás) que el temor era infundado. Si de verdad hubiera pasado algo así, no tardaría en volver el rumor de parte de algún malicioso compañero: «¿Es cierto que te comiste a besos al contador en la reunión de inventario?«

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>Optirregista

Posted by jorgemux en noviembre 17, 2010

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(Adjetivo. Del latín optimus = óptimo y redigo = exigir)

Quien considera que algo está bien hecho sólo si se hace de manera óptima y absoluta.

Un optirregista reconoce las virtudes de algo bueno, pero las deja opacadas de manera inmediata cuando las compara con algún estado al que considera óptimo: «Sí, la pizza estaba muy rica; fue una de las mejores que comí en mi vida… Pero no la recomiendo, porque no era como la que hacía mi abuela«

En el orden político, el optirregista no acepta medias tintas: «Está bien, ha disminuido drásticamente la pobreza. Pero sigue habiendo pobres, así que esta política es un desastre» El optirregista pretende desconocer que las acciones masivas suelen tener un efecto estadístico, y que los resultados políticos deben medirse según índices de mejora o empeoramiento a mediano y largo plazo, y no según la visión maniquea del «todo» o «nada» inmediatos. «El presidente dijo que, después de la guerra, iba a reconstruir las casas bombardeadas. Sin embargo, quedaron tres casas totalmente destruidas, y ya termina su mandato… ¿no piensa cumplir con las promesas?«. A veces toma como referencia la situación negativa de una persona determinada: «Los gobiernos pasan, y Carlitos, mi vecino, sigue siendo pobre… Al final todos los presidentes son iguales«.  No tiene en cuenta que, a pesar de seguir siendo pobre, quizás Carlitos haya cambiado su situación y sus expectativas. Para el optirregista, si la actuación política no revierte hasta la última injusticia individual, entonces hay que descartarla de plano. Por eso, los políticos opositores suelen practicar la estrategia optirregista: sacan a relucir el estado deplorable de un único caso para mostrar que no se ha avanzado lo suficiente. Fingen no tener en cuenta que los avances sólo pueden medirse lentamente, año tras año, y que siempre hay trabajo por hacer.

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Oasificar

Posted by jorgemux en septiembre 3, 2010

(Verbo transitivo e intransitivo. De oasis)

Encontrar momentos de tranquilidad en medio del caos. 

La sucesión de situaciones que requieren una urgente, continua e ingrata intervención puede provocar cansancio, tristeza y un estado de estrés permanente. Sin embargo, algunas personas tienen la capacidad de hacer breves paréntesis entre el ruido y el vaivén frenético, y regocijarse a pleno con esos fugaces y escasos instantes. No se trata de disfrutar del caos, sino de aislarse de sus efectos. Un empleado de call center puede perder su mirada en el paisaje de la ventana cada vez que cuelga con un cliente malhumorado. Un médico de guardia que trabaja con casos urgentes puede oasificar mirando fútbol en esos breves minutos que median entre la atención a un paciente en condiciones deplorables y otro aun peor. Un soldado puede revisar sus mensajes en el celular mientras espera la orden en la trinchera.
Quien oasifica se inventa a sí mismo una caricia cuando las condiciones del mundo sólo distribuyen golpes.  

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Odontonigar

Posted by jorgemux en noviembre 25, 2009

(Verbo. Del griego odoús = diente, dentadura y anoígo = abrir. Sustantivo: odontonoiga)

Abrir o destapar algo utilizando los dientes. 

Los odontólogos recomiendan no odontonigar, pero muchas veces tenemos las dos manos ocupadas y la boca puede sernos de mucha ayuda para desenroscar, destapar o tironear de algo.
Algunas personas hacen gala de su odontonoiga: confiesan que son capaces de abrir botellas, sacar corchos o desenroscar bulones oxidados con la sola fuerza de sus mandíbulas apretadas.

El término se utiliza, por extensión, para referirse a cualquier acción de apertura o destapamiento de algo de una manera insólita, utilizando sólo el cuerpo como herramienta. Se odontoniga si se es capaz de destapar una botella con la cuenca del ojo, o desenroscar un bulón con la axila, o quitar el seguro de una granada con sólo mirarlo fijamente.

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